Lepra
Es una enfermedad conocida desde los tiempos bíblicos. Esta enfermedad
infecciosa provoca úlceras cutáneas, daño neurológico y debilidad muscular que
empeora con el tiempo.
Es una enfermedad infecciosa crónica causada por el bacilo de Hansen,
cuyo nombre científico es Mycobacterium leprae.
Se caracteriza por los síntomas nerviosos y cutáneos, con la aparición de
manchas, tubérculos y úlceras.
A lo
largo de la historia, la lepra ha sido un estigma para aquéllos que la han padecido. En la antigüedad los
leprosos eran excluidos de la sociedad y encerrados en leprosarios; independientemente de las
cuestiones morales que implica tal apresamiento, hoy en día se sabe que se
trataba de una medida extrema e innecesarias aún cuando, ya que la lepra es una
enfermedad de muy baja transmisibilidad al ser tratada de manera correcta.
Por encima del cáncer carácter abusivo
de los antiguos tratamientos, la lepra avergonzaba a sus portadores con sus
terribles mutilaciones, y los condenaba a una muerte segura. La evidencia más
antigua de esta enfermedad data de al menos milenios atrás,
según el hallazgo de restos de un hombre joven que parece haber fallecido sin
haber recibido ninguna clase de curación. Anteriormente, se había encontrado en
Egipto el esqueleto de una víctima que la lepra se había cobrado doscientos
años a.C...
Los leprosarios eran fosas sumamente
profundas y amplias, conectadas con cuevas naturales en las que los enfermos
debían pasar las 24 hs del día. En esas cuevas se armaban sus
pequeños refugios. Cuando una persona contraía lepra, era llevada a este sitio
de aislamiento, despidiéndose para siempre de sus seres queridos, quienes se
encargaban de la provisión de víveres.
Esto
se hacía utilizando un sistema de engranajes
(similar a un ascensor pero mucho más rústico) sobre el cual se subían y
bajaban las provisiones, sin tener que entrar en contacto directo con los
infectados. Es importante destacar que el ingreso a estos centros estaba
prohibido: eran tumbas en vida, donde no se ofrecía
ningún tipo de tratamiento, lo cual propiciaba que la plaga se propagase con
mayor rapidez y anulaba toda posibilidad de recuperación.
Pueden
distinguirse dos tipos de lepra: la lepra tubercúlide produce manchas que se vuelven anestésicas,
mientras que la lepra lepromatosa se
caracteriza por los grandes nódulos conocidos como lepromas.
La
lepra puede generar la destrucción de tejidos, la deformación y la mutilación del
enfermo. Existen fármacos y corticosteroides para el tratamiento de la
enfermedad, mientras que la intervención quirúrgica puede ser una opción para
evitar las deformidades.
La
única forma de prevenirse de la lepra es evitando el contacto físico cercano con
los enfermos que no están en tratamiento. También se recomienda el lavado
frecuente de las manos. Cabe destacar que los sujetos afectados que están recibiendo
medicación no transmiten la enfermedad en el largo plazo
Los primeros síntomas de lepra suelen aparecer entre 4
y 8 años después de la exposición a la bacteria e incluyen el entumecimiento de
las extremidades, el surgimiento de nódulos, el dolor en la piel y la
congestión nasal. La lepra puede ser
diagnosticada a partir de una biopsia.
Con respecto a su tratamiento, a lo
largo de la historia se han probado
diferentes métodos, que van desde prácticas de tipo religioso hasta la
aplicación de aceite de ginocandia,
que comenzó a utilizarse a comienzos del 1900, a través de inyecciones, y que
gozó de una gran aceptación durante algún tiempo. A finales de la década de los
30, la medicina empezó a experimentar con el uso de dapsona (un antibiótico que
se consume por vía oral y que también sirve para combatir la dermatitis); su
éxito fue moderado, dada la aparición de cepas de la lepra que le oponían
resistencia.
Fue recién a partir de 1980 que la ciencia dio grandes pasos en la batalla
contra la lepra, al comenzar a tratarla mediante la utilización de diversos medicamentos a la vez.
En la actualidad, se aplica dapsona
y rifampicina de forma simultánea, en dosis diarias, con variantes que
incluyen la interrupción de la dapsona ante la aparición de fiebre, en cuyo
caso se reemplaza por clofazamina. Cabe mencionar que se recomienda mantener
dicho tratamiento durante un mínimo de seis meses y un máximo estimativo de dos
años, dependiendo del caso
La lepra también se caracteriza por poseer un largo periodo
de incubación que oscila entre los cuatro y los ocho años, dependiendo del tipo
de lepra. Esta circunstancia dificulta considerablemente averiguar el momento y
el lugar en que se produjo la infección. La lepra es una enfermedad común en
muchos países, sobre todo, del ámbito tropical y subtropical. Los niños son más
propensos a contraer la lepra que los adultos.
Cada año, el último domingo del mes de enero, y con el propósito
de aumentar la conciencia social ante la gravedad este problema, se celebra el
Día Mundial de la Lepra.
La lepra presenta dos tipos principales: la lepra tubercúlide y
la lepra lepromatosa, siendo esta última más grave, presentando protuberancias
de gran tamaño e hinchazones deformantes.
La lepra, siendo una de las enfermedades más antiguas que se
reconocen, continúa después de varios siglos presentándose a diario. Desde sus
orígenes ha sido mal interpretada, considerándose enfermedad de pecadores,
habiendo sufrido los enfermos a través de la historia, la discriminación y el
abandono, situación que quizás en menor intensidad persiste hasta nuestros
días.
Causas
El causante de la lepra es una
infección bacteriana. No obstante, no se conocen completamente los mecanismos
patogénicos exactos de la enfermedad: hay personas que portan el germen
patógeno sin que tengan síntomas de la enfermedad. Todavía están sin aclarar
las razones de por qué esto es así y dónde se encuentra el reservorio del
agente patógeno fuera del ser humano.
Agente patógeno
El causante de la lepra es un agente
patógeno determinado llamado Mycobacterium leprae. Se trata de una
bacteria baciliforme resistente a los ácidos que puede reproducirse únicamente
dentro de las células. La temperatura ideal para la reproducción de la Mycobacterium
leprae son 33 grados Celsius. En caso de brote de la lepra, el agente
destruye la piel y las mucosas y ataca también las células nerviosas de las
extremidades. Los efectos concomitantes de la infección abarcan desde la decoloración
de la piel pasando por parálisis hasta la afectación de los órganos internos y de los huesos.
No es muy contagiosa y tiene un largo
período de incubación (tiempo antes de que aparezcan los síntomas), lo cual
dificulta saber dónde y cuándo alguien contrajo la enfermedad. Los niños son
más propensos que los adultos a contraerla.
El periodo de incubación de la lepra (el tiempo desde el contagio hasta el brote de
la enfermedad) es muy variable. Debido a la velocidad de crecimiento
ralentizada del agente patógeno, pueden transcurrir entre 9 meses y 20 años
antes de que los síntomas de la lepra se manifiesten: la bacteria responsable
de la lepra Mycobacterium
leprae se reproduce
solo cada 13 días. Esto es algo extremadamente lento en comparación con otras
bacterias como salmonellas o el
causante del
cólera. Éstas se reproducen cada 20 minutos y
las personas infectadas enferman en el plazo de días o incluso horas.
La lepra tiene dos formas comunes: el
tubercúlide y la lepromatosa. Ambas formas ocasionan úlceras en la piel, pero
la forma lepromatosa es la más grave y produce grandes protuberancias e
hinchazones.
La lepra es común en muchos países
del mundo y en los climas templados, tropicales y subtropicales. En los Estados
Unidos, se diagnostican aproximadamente 100 casos cada año, la mayoría de ellos
en el sur, California, Hawái y las islas de ese país.
Existen medicamentos efectivos. El
aislamiento de las personas con esta enfermedad en "colonias de
leprosos" no es necesario.
El Mycobacterium
leprae resistente a
los medicamentos y el aumento del número de casos en todo el mundo han
originado una preocupación global acerca de esta enfermedad.
Síntomas
Los síntomas abarcan:
- Lesiones cutáneas que son más claras que el color normal de la piel.
·
lesiones que presentan disminución de sensibilidad al tacto, al
calor o al dolor
·
lesiones que no sanan después de algunas semanas o meses
- Debilidad muscular.
- Entumecimiento o ausencia de sensibilidad en manos, brazos,
pies y piernas
Pruebas y exámenes
- Prueba cutánea de lepromina que se puede usar para diferenciar las dos
formas de la lepra, pero no se usa para diagnosticar la enfermedad
- Biopsia de lesión de piel.
- Examen de raspado de piel.
Tratamiento
Muchos antibióticos diferentes (como
dapsona, rifampina, clofazamina, fluoroquinolonas, macrólidos y minociclina) se
utilizan para destruir las bacterias que causan la enfermedad. A menudo se
administra más de un antibiótico a la vez.

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