martes, 10 de febrero de 2015

La Lepra.

Lepra


Es una enfermedad conocida desde los tiempos bíblicos. Esta enfermedad infecciosa provoca úlceras cutáneas, daño neurológico y debilidad muscular que empeora con el tiempo.
Es una enfermedad infecciosa crónica causada por el bacilo de Hansen, cuyo nombre científico es Mycobacterium leprae. Se caracteriza por los síntomas nerviosos y cutáneos, con la aparición de manchas, tubérculos y úlceras.

A lo largo de la historia, la lepra ha sido un estigma para aquéllos que la han padecido. En la antigüedad los leprosos eran excluidos de la sociedad y encerrados en leprosarios; independientemente de las cuestiones morales que implica tal apresamiento, hoy en día se sabe que se trataba de una medida extrema e innecesarias aún cuando, ya que la lepra es una enfermedad de muy baja transmisibilidad al ser tratada de manera correcta.

Por encima del cáncer carácter abusivo de los antiguos tratamientos, la lepra avergonzaba a sus portadores con sus terribles mutilaciones, y los condenaba a una muerte segura. La evidencia más antigua de esta enfermedad data de al menos milenios atrás, según el hallazgo de restos de un hombre joven que parece haber fallecido sin haber recibido ninguna clase de curación. Anteriormente, se había encontrado en Egipto el esqueleto de una víctima que la lepra se había cobrado doscientos años a.C...
Los leprosarios eran fosas sumamente profundas y amplias, conectadas con cuevas naturales en las que los enfermos debían pasar las 24 hs del día. En esas cuevas se armaban sus pequeños refugios. Cuando una persona contraía lepra, era llevada a este sitio de aislamiento, despidiéndose para siempre de sus seres queridos, quienes se encargaban de la provisión de víveres.
Esto se hacía utilizando un sistema de engranajes (similar a un ascensor pero mucho más rústico) sobre el cual se subían y bajaban las provisiones, sin tener que entrar en contacto directo con los infectados. Es importante destacar que el ingreso a estos centros estaba prohibido: eran tumbas en vida, donde no se ofrecía ningún tipo de tratamiento, lo cual propiciaba que la plaga se propagase con mayor rapidez y anulaba toda posibilidad de recuperación.
Pueden distinguirse dos tipos de lepra: la lepra tubercúlide produce manchas que se vuelven anestésicas, mientras que la lepra lepromatosa se caracteriza por los grandes nódulos conocidos como lepromas.
La lepra puede generar la destrucción de tejidos, la deformación y la mutilación del enfermo. Existen fármacos y corticosteroides para el tratamiento de la enfermedad, mientras que la intervención quirúrgica puede ser una opción para evitar las deformidades.
La única forma de prevenirse de la lepra es evitando el contacto físico cercano con los enfermos que no están en tratamiento. También se recomienda el lavado frecuente de las manos. Cabe destacar que los sujetos afectados que están recibiendo medicación no transmiten la enfermedad en el largo plazo
Los primeros síntomas de lepra suelen aparecer entre 4 y 8 años después de la exposición a la bacteria e incluyen el entumecimiento de las extremidades, el surgimiento de nódulos, el dolor en la piel y la congestión  nasal. La lepra puede ser diagnosticada a partir de una biopsia.
Con respecto a su tratamiento, a lo largo de la historia se han probado diferentes métodos, que van desde prácticas de tipo religioso hasta la aplicación de aceite de ginocandia, que comenzó a utilizarse a comienzos del 1900, a través de inyecciones, y que gozó de una gran aceptación durante algún tiempo. A finales de la década de los 30, la medicina empezó a experimentar con el uso de dapsona (un antibiótico que se consume por vía oral y que también sirve para combatir la dermatitis); su éxito fue moderado, dada la aparición de cepas de la lepra que le oponían resistencia.
Fue recién a partir de 1980 que lciencia dio grandes pasos en la batalla contra la lepra, al comenzar a tratarla mediante la utilización de diversos medicamentos a la vez. En la actualidad, se aplica dapsona y rifampicina de forma simultánea, en dosis diarias, con variantes que incluyen la interrupción de la dapsona ante la aparición de fiebre, en cuyo caso se reemplaza por clofazamina. Cabe mencionar que se recomienda mantener dicho tratamiento durante un mínimo de seis meses y un máximo estimativo de dos años, dependiendo del caso


La lepra también se caracteriza por poseer un largo periodo de incubación que oscila entre los cuatro y los ocho años, dependiendo del tipo de lepra. Esta circunstancia dificulta considerablemente averiguar el momento y el lugar en que se produjo la infección. La lepra es una enfermedad común en muchos países, sobre todo, del ámbito tropical y subtropical. Los niños son más propensos a contraer la lepra que los adultos.

Cada año, el último domingo del mes de enero, y con el propósito de aumentar la conciencia social ante la gravedad este problema, se celebra el Día Mundial de la Lepra.
La lepra presenta dos tipos principales: la lepra tubercúlide y la lepra lepromatosa, siendo esta última más grave, presentando protuberancias de gran tamaño e hinchazones deformantes.
La lepra, siendo una de las enfermedades más antiguas que se reconocen, continúa después de varios siglos presentándose a diario. Desde sus orígenes ha sido mal interpretada, considerándose enfermedad de pecadores, habiendo sufrido los enfermos a través de la historia, la discriminación y el abandono, situación que quizás en menor intensidad persiste hasta nuestros días.

Causas

El causante de la lepra es una infección bacteriana. No obstante, no se conocen completamente los mecanismos patogénicos exactos de la enfermedad: hay personas que portan el germen patógeno sin que tengan síntomas de la enfermedad. Todavía están sin aclarar las razones de por qué esto es así y dónde se encuentra el reservorio del agente patógeno fuera del ser humano.


Agente patógeno

El causante de la lepra es un agente patógeno determinado llamado Mycobacterium leprae. Se trata de una bacteria baciliforme resistente a los ácidos que puede reproducirse únicamente dentro de las células. La temperatura ideal para la reproducción de la Mycobacterium leprae son 33 grados Celsius. En caso de brote de la lepra, el agente destruye la piel y las mucosas y ataca también las células nerviosas de las extremidades. Los efectos concomitantes de la infección abarcan desde la decoloración de la piel pasando por parálisis hasta la afectación de los órganos internos y de los huesos.
No es muy contagiosa y tiene un largo período de incubación (tiempo antes de que aparezcan los síntomas), lo cual dificulta saber dónde y cuándo alguien contrajo la enfermedad. Los niños son más propensos que los adultos a contraerla.
El periodo de incubación de la lepra (el tiempo desde el contagio hasta el brote de la enfermedad) es muy variable. Debido a la velocidad de crecimiento ralentizada del agente patógeno, pueden transcurrir entre 9 meses y 20 años antes de que los síntomas de la lepra se manifiesten: la bacteria responsable de la lepra Mycobacterium leprae se reproduce solo cada 13 días. Esto es algo extremadamente lento en comparación con otras bacterias como salmonellas  o el causante del cólera. Éstas se reproducen cada 20 minutos y las personas infectadas enferman en el plazo de días o incluso horas.
La lepra tiene dos formas comunes: el tubercúlide y la lepromatosa. Ambas formas ocasionan úlceras en la piel, pero la forma lepromatosa es la más grave y produce grandes protuberancias e hinchazones.
La lepra es común en muchos países del mundo y en los climas templados, tropicales y subtropicales. En los Estados Unidos, se diagnostican aproximadamente 100 casos cada año, la mayoría de ellos en el sur, California, Hawái y las islas de ese país.
Existen medicamentos efectivos. El aislamiento de las personas con esta enfermedad en "colonias de leprosos" no es necesario.
El Mycobacterium leprae resistente a los medicamentos y el aumento del número de casos en todo el mundo han originado una preocupación global acerca de esta enfermedad.

Síntomas

Los síntomas abarcan:
  • Lesiones cutáneas que son más claras que el color normal de la piel.
·         lesiones que presentan disminución de sensibilidad al tacto, al calor o al dolor
·         lesiones que no sanan después de algunas semanas o meses
  • Debilidad muscular.
  • Entumecimiento o ausencia de sensibilidad en manos, brazos, pies y piernas

Pruebas y exámenes
  • Prueba cutánea de lepromina que se puede usar para diferenciar las dos formas de la lepra, pero no se usa para diagnosticar la enfermedad
  • Biopsia de lesión de piel.
  • Examen de raspado de piel.
Tratamiento


Muchos antibióticos diferentes (como dapsona, rifampina, clofazamina, fluoroquinolonas, macrólidos y minociclina) se utilizan para destruir las bacterias que causan la enfermedad. A menudo se administra más de un antibiótico a la vez.

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